Los atenuantes placeres de la vida envueltos en mares profundos de soledad nos miran y nos envuelven, nos rodean y nos atrapan; son como ciervos de color gris que viven en el bosque negro y que tiñen su frialdad en el verano del hombre. Son como lágrimas de anís pintadas de los cromos nunca vistos, escondidos y sepultados que recorren la mejilla del maniquí. Son como letras invisibles que se escriben en el papel incoloro para que no se las pueda leer
Es la anquilosada ideología del hombre motivada por el “ser” mas puro, perfecto e inequívoco que a la luz de la ignorancia se viste de boda, se enamora del espejo que lo engaña, que le miente y que lo duerme...
Quien soy? Que siento? esa pregunta que me acoge y me molesta.
Mi mente se duele por tan profundo enigma, se entumece por el no existencialismo, se increpa por el deseo incoherente del iluminismo, se aturde por el incesante clamor del individualismo, pero aun así los saberes mas sabios no podrán ayudarme, ni los secretos revelados podrán calmar la sed y la angustia de mi querer...
Una voz fuerte susurra a mi oído la melodía dulce y tierna que me hace llorar, me da escalofrío y me hace saber que lo que soy en realidad es solo la apariencia de lo que no es; lo que vivo, como una cinta de los 60, ya lo repetí y lo que digo, aunque sale de mi, lo dice él. Se asemeja al grito desesperado del mudo desahuciado, al abrazo solitario del abrumado, a la condena cumplida pero nunca acabada del desgraciado, al desierto del angustiado... ahora me doy cuenta que en realidad fui y por eso me descubro, me desnudo ante los ojos de la vida y me veo, me desconozco, me vuelvo a conocer y vuelvo a "ser" a "nacer" y a "creer".
El experimento falló, el faro se quebró y el barco se hundió...la trilogía del hombre.
Ahora empiezo a ser "yo", un yo limitado por fuera pero infinito por dentro que se aventura al viaje más solemne que el hombre puede encaminar...